La quietud de los árboles y las plantas de la plaza hacen honor a la calurosa noche, la brisa esta ausente, ausente como yo, los señores en la esquina conversan, comparten la faena del día, que si la pesca, la lancha, el sol, que si los helados de coco, las empanadas y las frutas. La monotonía se les va coladita entre las calles y parece que no les pesa, parece. En este pueblo de mar, la gente es negra, oscurita.
Octubre, 2006
Edo. Vargas
2 comentarios:
Vi que se interessa por literatura, por isso deixo aqui o convite para que aceda ao meu blog. Talvez goste. Abraço.
Gracias por la invitación Côvo, estaré visitando tu blog y espero podamos compartir más poesía.
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