lunes, 29 de agosto de 2011

Domesticados*

Desde hace unos meses la decadencia lo cubría todo. Una granja en una vieja casa parecía una locura. A pesar de ello, allí estaban la vaca, el cerdo, los cuatro gansos, las cinco gallinas, el gallo y el perro, cada uno ocupando un lugar del patio. Apacibles bajo la luz de la luna y acallados por el calor de la noche, observaban al viejo sentado en el corredor de la casa, con la mirada fina como un hilo, escudriñando la oscuridad entre las plantas del huerto. La noche parecía propicia para la nostalgia. Al observar al viejo resultaba imposible no reflexionar sobre sí mismos. Se quejaba la vaca del espacio y de la terquedad de éste de mantenerlos ahí, un tanto hacinados. El perro afirmaba que el viejo estaba obsesionado con la granja dentro de la casa y creía que esa obsesión provenía de una contagiosa tristeza que se les estaba pegando a todos como garrapatas. Varios aprovecharon para expresar la inconformidad que desde hace un tiempo les estaba atravesando las articulaciones. Y en ese instante, uno de los gansos, el más pensativo, se irguió y les dijo: lo que nos molesta del viejo es que está domesticado. Las gallinas se erizaron y el cerdo se echó en el piso. Todos adquirieron un silencio meditabundo. Desde ese momento, se percataron que en el intento del viejo de domesticar su soledad, domesticándolos a ellos, se domesticaba a sí mismo. Se puede vivir tranquilo mientras no haya otro que te recuerde lo que eres. Así la metódica y aburrida rutina del viejo surgía en función de ellos y viceversa. Saberse mansos y domesticados era la parte de sí que rechazaban en él. Era precisamente la rutina diaria las que los hacía sentir decadentes y melancólicos. Entre sentimientos de desprecio y compasión permanecieron en total silencio, mirándose de vez en cuando entre unos y otros. La vida les parecía añeja, dominada por un envejecimiento en extremo lento cuando de pronto un cornetazo furioso llegó del otro lado de la pared y los espabiló a todos. De un salto la vaca, el cerdo, los gansos, las gallinas, el gallo, el perro y el viejo se fueron a dormir. Mientras afuera la ciudad rugía como criatura mitológica, los animales se echaron cobijados por un aire estático y expectante. Mejor no seguir pensando, mejor. De todos modos, somos animales.  



*Este es el primer texto de la primera semana del Proyecto 3 Variables. Así que, a partir de esta semana estaré publicando textos nuevos con mayor regularidad, gracias a que participo en este estupendo proyecto de creación literaria. 

miércoles, 3 de agosto de 2011

Los Nadie*

Los que desandamos
la poesía del nuevo siglo
No moriremos en sepulcros
reímos en pena por todas las flores
olvidadas
Perfectos extraños a la inocencia
ajenos a los encuentros
Se fueron y no volvieron
rechazando los llamados


*Este cadáver exquisito fue escrito hace algunos años por un grupo de amig@s (Hadit, Jonathan, Rigger y yo). Recuerdo que nos encontrábamos enlazados por ideas libertarias y en una plaza de la ciudad decidimos jugar, pensar y escribir estos versos que ahora resurgen entre los libros de mi biblioteca para hacerle una mueca burlona al olvido.