La dorada desesperación del sol brilla entre las
rendijas, la anciana se apresura a abrir puertas y ventanas para dejar pasar el
día con su estrépito desorden. Los hijos y nietos se van levantando, mientras
otros llegan y se agregan a las tareas necesarias para la fiesta. «Algo trama la abuela» decían entre risas
y picardías ante una fiesta que no coincidía con fechas célebres. Ninguno
acertó su hipótesis. Llegada la hora, la anciana se levanta de la mesa y
anuncia: «Queridos, siendo la felicidad un valor tradicional importante para la
familia, les anuncio que me caso». Así fue como Doña Martina se casó con el Sr.
Eusebio a sus 89 años.
*Texto para el Proyecto Las 3 Variables de la semana 19.
1 comentarios:
hola Anaís, cuántos días si leerte!
Bueno, buen retorno tuviste, me gusta la atmósfera que rodea a esa familia y la ironía máxima de una anciana casándose para fastidiar un poco a los herederos... :) saludos y buen año
Publicar un comentario