Desde que el abuelo Lu Yanshao dejó la cocina comenzó a
comportarse de forma extraña. La pérdida de memoria y su sordera progresiva nos
trajeron problemas con algunos clientes y tuvimos que pedirle con mucha pena
que no cocinara más en el restaurante. Desde entonces, se le veía más
ensimismado y había adoptado la descabellada manía de perfumarse con especias. Así
la mayor parte del tiempo permanecía sentado al extremo izquierdo de la barra,
observando como las mesas se llenaban y vaciaban de comensales mientras
acariciaba esa planta tan exótica y tétrica que nunca supimos de donde sacó. Lo
cierto, es que se aferraba a ella con ferviente afecto. Un día nos sorprendió. Con
determinación agarró uno de los delantales, se lo puso, entró a la cocina (no
pudimos detenerlo) y después de una hora salió con un inmenso plato de Pollo
Kung Pao, se acercó a la planta y se lo ofreció mientras susurraba para
sí: “eres mi plantita carnívora y confío
en ti, confío”. A los días de aquel acto de insensatez, se vistió muy
elegante y se perfumó con pimienta szechuan para
permanecer sentado donde siempre, pero esta vez acariciaba su planta compartiendo
con ella una expresión de complacencia y al mismo tiempo de espera. Cuando el
ruido habitual del restaurante fue cediendo y no había más que un lejano choque
de cubiertos y murmullos a punto de despedirse del día, el abuelo se acercó a
la ventana para mirar la noche con detenimiento, luego sujetó a su planta y
penetró la cocina hasta el fondo. Al ir a
buscarlo, encontré sólo a la planta puesta en una mesa con un aspecto rozagante
y vivaz como jamás la había visto y sobre sus pequeñas hojas descansaba polvo
de pimienta.
*Texto de la sexta semana del proyecto literario Las 3 Variables.
2 comentarios:
Hola Ani. Otro cuento sobre viejitos. Desde que empezaron las 3 variables, éste es tu tercer cuento con un anciano como protagonista. Y todos son muy entrañables y buenos. Deberías considerar escribir un libro al respecto. Seguro emocionarás a muchas personas con estas historias tan melancólicas y profundas que bien sabes crear, y llenar de poesía narrativa. Besos.
Muy bueno Anaís. Me gustó el relato y en especial el desenlace surrealista. Otra propuesta bien resuelta. Saludos cordiales.
Publicar un comentario