Una obstinación sin tregua la
consumía. Era imposible que todo fuese sombra en ella. No podía contener
solamente esa oscuridad ruidosa e impenetrable como selva. Tendría que haber
otra certeza. Entonces, interrogó la luz sofocante de la página en blanco. Examinó
la belleza en la extensión clara del día. Hurgó el pecho de las personas en
búsqueda de la lámpara encendida. No obtuvo nada. Por último, construyó un
castillete cerca del mar para medir al mediodía pleno ante sí misma. La luz fue
su obsesión. Hasta que un día, mientras recorría la playa, recordó aquellas
palabras de Reverón que creyó haber olvidado: la luz ciega, vuelve loco, atormenta, porque la luz no se puede ver. Levantó
la mirada ante el sol y era tanta la luminosidad que se halló a oscuras. Ciega
ante el día, empezó a atender aquellas voces que la llamaban desde los árboles
situados en la hondura de su estómago. Por allí se fue, siguiendo las voces y
no dejó huellas para encontrarla.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
La loca de la luz*
Publicado por
Anaís Barrios Flores
en
8:37 p. m.
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Etiquetas:
Microcuento,
Proyecto 3 Varibles
5 comentarios:
Anaís: Me gustó mucho, saluditos, @cfeliz_70
Gracias Cristina por pasar por acá. Me alegra que te haya gustado. Esta vez me costó mucho escribir el texto, estaba entre bloqueada y ocupada en otras cosas. Esto fue lo que me salió y espero mejorarlo luego. Pulirlo un poco más. Ya me voy a leer el tuyo.
Hola Anais,
Un texto breve pero muy poetico y un uso del lenguaje muy sugerente.
(No se si el anonimo anterior creiste que era yo o quiza es otra Cristina...). Saludos!
uy me equivoqué! ciertamente confundí a @cfeliz_70 contigo Cristina, mis disculpas a las dos. Y nuevamente gracias por sus comentarios.
Hola Ani. Lamento no haber podido comentarte sino hasta ahora. Pero bueno, todo comentario es válido, siempre que no llegue póstumo, ¿no?
En fin, el cuento es muy bonito, y me agrada que hayas encontrado un protagonista que intentara buscar la luz en las formas que Reverón lo intentara, sólo que en su caso fallidamente. Es una búsqueda proyectiva muy interesante. Mi única acotación sería que hay partes en las que el texto tiene una respiración pausada y poética, que embellece la historia, y otras en las que no te tomas el mismo espacio para narrar y esas partes quedan un poco apelotonadas, restándole estética y naturalidad. Creo que no sería mala idea dejar que las frases respiren más y que los giros consigan sus móviles y las imágenes poéticas que tan bien logras como soporte.
En fin, insisto en que tienes potencial como microcuentista. Y tienes lo que a muchos de los que practicamos el género nos falta: sensibilidad poética.
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